Hay personas que parecen venidos de otro planeta y sin duda, Elon Musk es uno de ellos. Algunos piensan que son viajeros en el tiempo pero quizá son simples genios que nacen para cambiar el rumbo de la humanidad para siempre.
Cada una de las empresas de Musk es muy interesante y merece la pena leer sobre ellas pero a mí me interesa especialmente SpaceX, ya que tiene que ver con la conquista del espacio, concretamente con la colonización de Marte.
Musk fundó SpaceX en 2002 con el fin de reducir los costes de viajar al espacio y favorecer así la colonización del planeta rojo.
Hasta la fecha, SpaceX ha desarrollado varias naves espaciales de carga y para el transporte de pasajeros como la Dragon 2 o el Falcon Heavy que nos sorprendió a todos dejando en órbita aquel flamante Tesla Roadster de color rojo. Pero el proyecto más ambicioso, la Starship, todavía no ha terminado de desarrollarse y sera la que según Musk, permitirá que en 2035 miles de cohetes vuelen a Marte, donde habrá una colonia absolutamente autosuficiente y estará habitada por un millón de personas. De hecho, Musk ya ha manifestado su deseo de morir en Marte y aunque nos cueste creerlo parece que está más cerca de la realidad que de la ficción.
Primeros pasos del retrato de Bob, el conejo gigante que en 2017 capitaneó la misión PAZ.
En SpaceX invierten empresas como Google y Fidelity con hasta un billón de euros y tiene contratos millonarios con la NASA para el transporte de mercancía y astronautas a la Estación Espacial y el mismísimo Pentágono para la puesta en órbita de satélites de la Fuerza Aérea de EEUU. No me voy a enrollar más contando las cosas que uno puede encontrar en cualquier sitio sobre SpaceX y me voy a centrar en lo que nadie sabe: Elon Musk también envía animales al espacio.
Sin embargo, a diferencia de la NASA, los rusos o los franceses, Musk ha sabido captar el espíritu y las capacidades de cada especie animal, los ha motivado y formado para que presten sus servicios al fin último de la colonización de Marte y finalmente los ha incorporado con éxito a su plantilla.
Mi Jenny prefiere quedarse en casita cazando moscas y comunicándose con los pajaritos a través de la ventana.
Hay animales con suerte, como la vaca Samantha o el Conejo Bob que han podido desarrollar su lado menos salvaje y más oculto, en su propio beneficio y el de los demás. Bob, gracias a su visión periférica de casi 360º es un auténtico depredador galáctico y no hay ningún agujero negro que se le resista.
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